Algo no bueno está pasando con nuestras tradiciones; esas mismas que honraron nuestros padres, heredadas de los abuelos, y ellos de sus abuelos.
Hay una progresiva actitud de ignorarlas, y aún peor, de olvidarlas.
No cuestiono la libre elección de los nietos para abandonar lo que el abuelo honró, lo inaceptable es que simplemente lo desconozcan o repudien; no hay tradición que no abrigue Saber, y el Saber (como diría desiderata) es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo.
La Pascua, que la cristiandad celebra desde hace 2000 años, no es solo un evento religioso, es además un enfoque del aspecto trascendental del hombre.
Señala los procesos de muerte-resurrección al que al final de cada período, a lo largo de su vida, el Hombre debe entregarse.
Por eso no es algo "para los curas", o los devotos, solamente. Es la oportunidad de cada hombre de seguir al Cristo en ese proceso de muerte/descenso a los infiernos - resurrección/ascenso a la diestra de Dios Padre.
Ya pasó el rito profano del hombre social del 31 de diciembre que propiciaba sobre lo tangible.
Ahora es el tiempo del aspecto sagrado de la criatura humana.
Recreamos esta semana el milagro de la Resurrección; somos hombres caminado sobre la tierra, pero con el espíritu en lo Alto.
Hay un desconocimiento progresivo del aspecto sagrado del hombre, y su reemplazo por la nada, pero nosotros seguiremos recordando y recreando, para quien quiera escuchar, los antiguos y poderosos legados que heredamos.
Hermano mío.
Que luego de morir con el Cristo este viernes, te levantes empoderado de las mayores virtudes y bondades el Domingo de Gloria.
La Tradición judía celebra en estas mismas fechas el Pésaj. Que esos ocho días brillen con mayor intensidad.
Con Amor Fraternal
Aliwenkura
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